Tú
lees mis labios, yo te los recito.
Incapaz
de mirarte a los ojos hasta en nuestras fotos.
El
malo del cuento salvó a este niño inocente
de
princesas malas que sólo querían otro sirviente.
Con
cada derrota y a las malas entendí
que
el desdichado muere por otra y el poeta de por si.
Cuando
la felicidad no es suficiente,
la
incertidumbre domina el alma,
no
hay respuestas en tu mente
y
sólo en la muerte encuentras calma.
Allá
donde los filósofos son adictos a la cicuta
y
las garrapatas no frenan en pasos de culebras.
Donde
son devorados los leones por las cebras
se
encuentra la felicidad que es la más cara de las putas.
Estoy
condenado a muerte en un lugar al que no quiero ir
pero
al menos en el infierno los demonios no son tan malos como aquí.