martes, 31 de diciembre de 2019

Viaje

En mis innumerables periplos sin salir de casa desperté
y un golpe de realidad asesinó mis quimeras.
Le prometí que jamás cumplo mis promesas.
Nos pusimos en fila india hacia la muerte
y como buen caballero
la dejé pasar a ella primero.
Llena de hipocresía la vida fuimos honestos y nos mentimos.
Quedamos horas mas tarde y ninguno llegó a tiempo
pero más vale tarde que nunca como dicen los impuntuales.
Comenzamos una guerra a muerte y a suerte.
Media hora mas tarde ambos pedimos tregua y ninguno la concedió.
Me convertí en asesino en serie de sus mentiras y con ellas la verdad murió.
A la luz de la Luna, que había perdido todo su elegancia desde que se prostitulle a los poetas,
mi corazón sintió la tentación de las amantes indiscretas
y esbozó una palabra que sonaba a te quiero sin quererlo.
Dio media vuelta y se fue.
Gané la batalla y perdí la guerra.

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