martes, 29 de septiembre de 2020

I

 Se pierde mi esperanza en un abismo inconexo
y la cuerda que me sostiene agónico no existe
como la palabra prometida vista de muy lejos
en la acera contraria donde de refilón me viste

Vivo en las horas que ni las peores personas transitan,
supongo que le están haciendo budú a mi muñeca favorita
en la habitación de algún desquiciado que no conoce
las caricias con ortigas que da la luna todas las noches.

Cuando mi victoria se resume en el recuento de lo que no he perdido
hayo en el empate una utopía, en estas noches de melancolía
estoy empezando a ordenar mi vida, yo que vi en el caos un vacío.

El orden es orden si lo conoces. ¿Quién dice que va antes la noche que el día?
Ahí es nada la inmensidad cuando te retuerces y el café se siente frío
bajando por la garganta mientras mi glándula pineal segrega cafeína.